TEATRO

PALABRAS SOBRE UNA VERSIÓN: LOS PERSAS DE ESQUILO

Un traductor es un ser a la escucha de la forma y sentido de las palabras de un autor. Y yo esta vez lo he sido doblemente , porque no sólo he atendido al texto de Esquilo en la materialidad lingüística que éste es en sí y a todo cuanto culturalmente y como testimonio de una época y civilización implica, sino que he intentado aproximarme a la clave de cifra que Francisco Suárez le ha dado con y desde el punto de vista de su interesante dramaturgia. De ahí que, sin dejar de ser un traductor, me haya doblado en versionista , término éste que especifica muy bien – creo- lo que mi trabajo sobre el texto supone. Los filólogos clásicos echarán de menos aquí lo que podríamos llamar “la obra muerta” de esta tragedia y que ocupa casi toda su primera parte, en la que hay demasiados elementos cultuales y culturales que, sin el debido aparato de notas de las ediciones, difícilmente se podrían captar y que en un escenario resultan tan innecesarias como imposibles y superfluas, porque lo que en la puesta en escena cuenta es la palabra en movimiento y el desarrollo de la acción, que han de ser comprensibles y comprendidos para y por el público. Francisco Suárez ha conceptualizado esto muy bien y ha huido de hacer una dramaturgia “arqueológica”, y yo, en mi versión, me he plegado a este principio estético y teatral elegido por él. También se ha permitido algunas libertades, explicables desde su visión de la obra y la adaptación de la misma a nuestro actual horizonte de expectativas: Los Persas para él son un alegato en defensa de la libertad y, por lo tanto, también una condena de la guerra, pero no menos una llamada de atención sobre el respeto debido a la naturaleza, hoy tan ultrajada. En una tragedia como ésta, en la que casi no hay acción real y en la que todo depende de la tensión dramática, hay que visualizar los planos, entender la dinámica de los diálogos y el lirismo de las palabras para que el espectáculo llegue a su máxima intensidad. Eso, y no otra cosa, es lo que en mi versión me he propuesto : ser fiel a las propiedades poéticas del lenguaje de Esquilo, adaptarme a las exigencias de la dramaturgia de Francisco Suárez y a su estética y política interpretación, sabedor, como soy, de que sólo así los clásicos son siempre contemporáneos. El público dirá si este deseo se ha conseguido o no. En cualquier caso quiero dejar constancia de lo mucho que he aprendido en y con este trabajo, que me ha supuesto esfuerzo y sacrificio, pero que también me ha reportado la alegría de contemplar la obra de Esquilo desde dentro, confirmándome en la idea de que el teatro y la filología clásica deben estar – como lo han estado y están en otros países- en estrecha colaboración. Por último, querría expresarle a Francisco Suárez y al Teatro Español mi agradecimiento por su confianza.

 

Jaime Siles
Lyon, 16 de junio de 2011

Representación en el Teatro Español de Madrid del 23 de junio al 24 de julio de 2011.

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